lunes, 3 de agosto de 2015

Otra Historia del Tiempo (Parte 9) (Improbabilidad Estadística de la Evolución.)

Como hemos visto, el profesor Tour habla de las simultaneidades que tendrían que haberse dado en el proceso evolutivo, y de lo extremadamente complejo que debía haber sido el asunto; al punto que él, siendo uno de los científicos más influyente del mundo [19], no solo no puede comprender cómo la evolución pudo haber ocurrido (si es que tal cosa ocurrió), sino que declara que nadie, a nivel microscópico, hasta donde él sabe, la comprende tampoco (incluyendo premios nobel que él ha interrogado personalmente).

Pero dejando de lado todo eso, y concediéndole a los evolucionistas que el simple proceso lineal de las mutaciones, combinado con la selección natural y el tiempo necesario, pudiera dar cuenta de la mejor explicación de la biodiversidad; veremos cómo otra ciencia, en este caso las matemáticas (vía estadística aplicada) también cuestiona seriamente esa posibilidad. 

Alguien que escribe para The Institute for Creation Research presenta la improbabilidad de la evolución de este modo:

«De acuerdo a la teoría de la evolución más ampliamente aceptada hoy en día, el único mecanismo para la evolución es el de la mutación aleatoria combinada con la selección natural. Las mutaciones son cambios aleatorios en los sistemas genéticos. La selección natural es considerada por los evolucionistas como un tipo de tamiz, el cual retiene las mutaciones "buenas" y hace que las otras ["las malas"] perezcan,

Tomando en cuenta que los cambios aleatorios en sistemas organizados casi siempre hace decrecer el nivel de orden de esos sistemas, prácticamente todas las mutaciones son dañinas para los organismos que la experimentan. Aun así, los evolucionistas insisten en que cada organismo complejo del mundo de hoy ha surgido de una larga cadena de acumulación gradual de mutaciones "buenas" preservadas por la selección natural. De hecho, nadie ha observado jamás una mutación genuina que haya ocurrido en el ambiente natural y que haya sido beneficiosa (esto es, añadiendo información genética útil a un código genético existente), y luego, retenido por el proceso de selección. Sin embargo, por alguna razón, la idea tiene cierta cualidad persuasiva, y parece eminentemente razonable para muchas personas...hasta que se examina cuantitativamente, ¡veamos!

Por ejemplo, considere un muy simple organismo putativo compuesto por solo doscientas partes integradas y funcionales, y el problema de derivar ese organismo por este tipo de proceso. El sistema, presumiblemente, habría empezado con solo una parte y posteriormente, gradualmente, construido por sí mismo a través de varias generaciones en el organismo organizado en 200 partes. El organismo en desarrollo, en cada etapa sucesiva, debe, el mismo, ser integrado y funcional en su ambiente para así lograr sobrevivir hasta su siguiente etapa. Cada etapa sucesiva, por supuesto, se convierte en menos probable que la anterior, tomando en cuenta que es mucho más fácil para un sistema complejo degradarse que sofisticarse. Un sistema integrado compuesto de cuatro componentes puede más fácilmente «mutar» (esto es, que de alguna forma cambiar de repente) a un sistema de tres componentes (o incluso un sistema infuncional de cuatro componentes) que un sistema integrado de cinco componentes. Si, en cualquier paso de la cadena el sistema muta «degradándose», entonces el sistema queda todo destruido o, al menos, se mueve hacia atrás, en el sentido evolucionario.

Luego, la producción exitosa de un organismo de doscientos componentes funcionales requiere, por lo menos, doscientas «mutaciones» exitosas, cada una de las cuales es extremadamente improbable. Aun los evolucionistas reconocen que las verdaderas mutaciones son muy raras, y las mutaciones benéficas son extremadamente raras –no más de una en mil mutaciones son beneficiosas, cuando mucho.

Pero démosle a los evolucionistas el beneficio de cada consideración. Asuma que, en cada paso de mutación, existe la misma posibilidad de que la mutación sea buena o mala.  Entonces, la posibilidad para el éxito de cada mutación sería uno de dos, o bien, el cincunta por ciento. La teoría de estadística elemental muestra que la probabilidad de que doscientas mutaciones sucesivas sean exitosas es de (1/2)^200, lo que equivale a 1 en 1 x 10^60. El número 1 x 10^60, si se escribiera, sería un uno (1) seguido de sesenta ceros. En otras palabras, la posibilidad de que un organismo de doscientos componentes pueda ser formado por mutación y selección natural es menos de uno en un ¡billón de billón de billón de billón de billón! Para que nadie vaya a pensar que un organismo de doscientas partes es irracionalmente complejo, es bueno tomar en cuenta que una célula de una planta o de un animal podría tener millones de partes moleculares.

Algún evolucionista podría reaccionar diciendo que aun cuando algún organismo mutante podría no ser exitoso, seguramente alguno, alrededor del mundo, lo sería, especialmente en los diez mil millones de años (o 1 x 10^18 segundos) de edad asumida de la tierra. Luego, imaginemos que cada uno de los 1,014 pies cuadrados de la superficie terrestre alberga mil millones de sistemas mutantes, y que cada mutación requiere medio segundo (de hecho, cada mutación requeriría mucho más tiempo que este). Cada sistema podría entonces proceder con sus doscientas mutaciones en cien segundos y así, si no es exitosa, se inicia nuevamente el proceso, para un nuevo intento. Luego, En 1 x 10^18 segundos puede haber entonces 1 x 10^18 sobre 1 x 10^2 (lo que equivale a 1 x 10^16 intentos) por cada sistema mutante. Si se multiplican todos estos números, habría un total de posibles intentos de de desarrollo de algún sistema de doscientos componentes igual a   (1 x 10^14)(1 x 10^9)(1 x 10^16), lo que equivale a 1 x 10^39 intentos. Tomando en cuenta que la probabilidad de éxito de cualquiera de esos sistemas es de uno en 1 x 10^60, es obvio que la probabilidad de que solo uno de esos 1 x 10^39 intentos pudiera ser exitosa es solo de uno en 1 x 10^60 entre 1 x 10^39, o bien, 1 en 1 x 10^21.

Todo esto significa que la posibilidad de que cualquier tipo de organismo integral funcional  de doscientos componentes pueda ser desarrollado por mutación y selección natural solo una vez, en cualquier lugar del mundo, en todo el tiempo que se ha asumido de edad geológica, es solo de una posibilidad en mil billones. Luego, ¿¡a qué posible conclusión podemos nosotros arribar a partir de estas consideraciones excepto que la evolución como consecuencia de la mutación y la selección natural es matemáticamente, y lógicamente indefendible!?

Opinión del autor del documento:

[De acuerdo al autor de este documento] ha habido muchas otras maneras en la que los escritores creacionistas han usado los argumentos probabilísticos para refutar el evolucionismo, en especial, los cambios aleatorios preservados, si es que son beneficiosos, vía la selección natural. James Coppedge dedicó casi un libro entero, Evolución: Possible o imposible (Zondervan, 1973, 276 pp.), para este tipo de argumento. Yo he usado también otro tipo de argumento probabilístico, para el mismo fin (ver, por ejemplo, Science and Creation, Master Books, pp. 161-201).

El primer libro así, hasta donde recuerdo, que usó matemáticas y probabilidades para refutar la evolución fue escrito por un pastor, W. A. Willians, hacia el año 1928. Titulado «Evolution Disproved», causó una gran impresión en mí cuando lo leí por primera vez al rededor del 1943, en una época en que yo mismo estaba aún batallando internamente con la evolución.

De hecho, hay evolucionistasven si mismo que han atacado el darwinismo tradicional sobre la misma base (ver Wistar Institute Symposium, Mathematical Chalenges to the Neo-Darwinian Interpretation of Evolution, 1967, 140 pp.). A pesar de que estos científicos no rechazan la evolución per se, ellos insistieron en que el postulado de aleatoriedad darwiniana nunca funcionaría.

Más aún, tomando en cuenta la ley de la creciente entropía, o segunda ley de la termodinámica, es, esencialmente, un asunto de probabilidades, muchos autores también han usado esa ley en sí misma para mostrar que la evolución en cualquier escala significativa es esencialmente imposible. Usualmente, los evolucionistas han ignorado estos argumentos, o bien, han usado en su contra argumentos vagos («Cualquier cosa puede ocurrir dado el tiempo necesario»; «La tierra es un sistema abierto, así que la segunda ley de la termodinámica no aplica»; «El orden puede surgir a partir del caos a travez de estructuras disipativas»; etc.).

En el mundo real de la observación científica, en contraposición con la especulación metafísica, ningún sistema más complejo puede nunca evolucionar de un sistema menos complejo, así que la probabilidad del origen naturalístico de apenas la más simple imaginable forma de vida es cero.

La existencia de la complejidad de cualquier tipo es evidencia de Dios y de la creación. Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el poder de su dominio. (Isaías 40:26 RVR1960)» [20]

En nuestra próxima entrega veremos qué ocurre con la evolución a nivel macroscópico, morfológico y de fósiles...










[19] Desde el comienzo de su carrera ha obtenido diferentes reconocimientos tales como: Licenciatura en Ciencias, Cum Laude, de la Universidad de Syracuse, 1981 Celanese Corporation de Becas de Postgrado en Química de la Universidad de Purdue, 1981-1982 Instituto Americano de Químicos Premio, 1981 Beca completa de IBM Corporation de Postgrado en Química de Polímeros de la Universidad de Purdue 1985-1986 Oficina Naval de Investigación Premio Joven Investigador de en química de polímeros, 1989-1992 Fundación Presidencial de Ciencia, Premio Nacional de Jóvenes Investigadores en química de polímeros, 1991-1996 Honda Premio a la Innovación, nanocarros, 2005 American Chemical Society, Southern Químico del Año 2005 Nanotech Briefs Nano 50 Premio a la Innovación 2006 Premio Feynman en Nanotecnología, 2008 Premio de la Ley Espacial de la NASA en el año 2008 por su desarrollo de nanotubos de carbono reforzado con elastómeros. Premio a la nanotecnología Center de Houston Technology, 2009

Recientemente destacan el haber sido nombrado entre " Los 50 científicos más influyentes en el mundo de hoy " por TheBestSchools.org en 2014, así como "Científico del Año" por R & D Magazine, 2013 y obtener el premio George R. Brown para la Enseñanza Superior, de la Universidad de Rice, 2012 y el Premio Cátedra ACS Nano de la American Chemical Society, 2012.



[20] http://www.discovery.org/scripts/viewDB/filesDB-download.php?command=download&id=660


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