Construyendo el porvenir
Gracias a la ayuda de su amigo y entonces ministro de
salud pública, el Dr. Ney Arias Lora, logra conseguir la plaza de director del
hospital de la comunidad costera del Atlántico, Gaspar Hernández, que le funge
de requisito legal de la pasantía médica.
Posterior a eso, de la mano de su muy admirado Dr.
Vinicio Calventi, vivió y trabajó en la Maternidad
la Altagracia como anestesista técnico al punto de que ese lugar fue su
centro de votación hasta, por lo menos, el año 1986.
El 31 de diciembre del 1975, en víspera de año nuevo,
se casa con Claudina Aquino Díaz (Noelia), quien fuera su compañera hasta el
último día de su vida, y con quien procreó tres hijos: José Amadeo, Pablo
Miguel, y Karla María.
Según la semblanza del Dr. Rafael Nazario Lora (además
su hermano entrañable de siempre), luego de haber terminado la medicina, ambos
doctores se inclinaban por la psiquiatría, “pero la realidad amarga de esa
especialidad difuminó nuestras vocaciones”, nos cuenta el eminente cirujano
puertoplateño.
Para aquel entonces, Fafán tenía la idea de radicarse en Santiago una vez obtuviera el excequatur, pero persuadido por su hermano, amigo y compueblano Gonzalo González Canahuate, termina optando por establecerse, finalmente, en Santo Domingo.
Una vez graduado de médico, gracias a una beca
gestionada con el gobierno dominicano, y nuevamente con la ayuda del Dr. Ney
Arias Lora, se marchó a Barcelona para formarse formalmente como anestesiólogo,
especialidad que ejercería durante todo el resto de su vida profesional con
gran devoción, esmero y dedicación.
A su llegada a Madrid, el Dr. Alcántara visitó al
doctor Rafael Nazario Lora (Felo), quien fue su primer pie de amigo en el país
ibérico, y más adelante aterrizó en Barcelona en donde recibió gran apoyo de su
hermano de otro vientre e imberteño el Dr. Alberto Simón Helena. Tanto en
Barcelona como en Imbert “Alberto le dio todo lo que pudo dar, su casa estuvo
de par en par y cuando quiso entrar tuvo un plato en su mesa”.
Desde aquella época se gestaba la idea de hacer algún
día lo que entonces se veía lejano en el tiempo, y también improbable; lo que
luego llegaría a ser la estación de gasolina que finalmente se construyó en el
cruce de Imbert hacia el año 1991, que funcionaría como brazo operativo de la
empresa Laguna Prieta S.A.
Luego de haber sido una pieza clave en los necesarios
trámites burocráticos para la construcción de la estación de gasolina, el Dr.
Alberto Simón tuvo a bien invitar a Fafán a formar parte de los accionistas de
esa empresa. En un primer momento, Fafán se sustraía a esa idea, pues había
considerado que su gestión burocrática se limitaba a la hermandad que lo unía
con Alberto, pero siendo persuadido por su esposa, Noelia, el Dr. Alcántara
termina finalmente aceptando la propuesta, y convirtiéndose en accionista
minoritario de esa empresa.
Posteriormente, Laguna Prieta S.R.L. fue disuelto, y la bomba vendida a otros accionistas que la operan hoy en día.
Continuará....
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