lunes, 23 de febrero de 2009

El limite del Internet

Recuerdo hace unos meses, mientras tomaba mi
cátedra de Mercadeo del programa de Maestría de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, que argumentaba con mi profesor Ray Víctor, que una información, que yo le mostraba en una presentación que él nos había ordenado, era buena y válida por haberla encontrado en Internet. Fue cuando, penosamente tarde, tuve que reflexionar sobre el hecho de que se trataba de la argumentación menos sostenible que en mi vida haya yo podido esgrimir, máxime, cuando este distinguido educador enfatizaba continuamente el hecho de que no todo lo que está en la red, es necesariamente cierto.

De hecho, la verdad está lejos de la popular expresión de que “En Internet está todo”, pues al menos, las informaciones verdaderamente relevantes, escasamente se encuentran en la red. Como hace siglos, los verdaderos grupos de interés continúan controlando las informaciones, fuentes esenciales del poder, de las que nosotros, el público general, no disponemos.

Es innegable, sin embargo, el avance en materia de comunicación que representa el Internet y cosas que antes eran impensables hoy están a un clic de distancia. Las facilidades en materia de intercambio de bienes en desuso, cómo posibilita páginas como eBay, la interacción social virtual de seres que como en mi generación, muchas personas habían estado aislados por años pero que ahora recobran sus contactos como lo posibilita esa maravillosa herramienta del Facebook, la fluidez de la comunicación, tramitación de documentos y la mensajería que hacen incomparablemente fácil las cuentas de e. mails. Y la factibilidad de que cualquier persona, como yo, exprese sus ideas a través de un blog con la consecuente posibilidad de que cualquier persona en el mundo la pueda recibir cuasi sin censura, hacen del Internet una herramienta fabulosa.

Aun así, es preciso resaltar las limitaciones del Internet. Y pienso que su debilidad más notable se hace evidente en el área afectiva. Es en este sentido en donde se hace más evidente que no es cierto lo que pomposamente anunciara aquel gurú de la administración Peter Drucker “las distancias no existen”, pues nada puede sustituir el calor humano que se brinda cuando se está hombro a hombro y cara a cara con la persona amada.

Los negocios no escapan a esta realidad, es cierto que existen muchos tipos de productos y servicios que por su carácter de masivos se hace difícil la comercialización personalizada, y vías de mayor alcance como la televisión, la radio y el Internet han de ser usadas para su promoción, pero aún en esas industrias, la necesidad de merchandisers, vendedores y otros empleados relacionados con el servicio al cliente ponen en evidencia la indiscutible necesidad del cara a cara. Ni hablar del caso en que se hacen negociaciones verdaderamente importantes que en la generalidad de los casos son el producto de largas horas de reuniones.

Como hemos visto, aun hay mucho de valor en los rudimentos de la humanidad en medio de este deslumbrante modernismo.

1 comentario:

  1. Hola, Amadeo!

    Con esto estoy totalmente de acuerdo contigo, el internet tiene sus cosas buenas, pero tal vez no son tantas como nos quieren vender los que le sacan dinero a este negocio... No podemos nunca olvidar lo bueno que es reunirse con la familia, los amigos, los colegas, los hermanos, en fin, no hay nada que sustituya un abrazo o una carcajada con las personas queridas.

    Rosina

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