Una de las cosas que he decidido hacer cada año de mi vida mientras tenga la salud y las posibilidades reales de hacerlo, es escalar el mas alto de los montes de la patria de Duarte y de toda la zona del caribe y el sub continente de America Central.
Y esta decisión, entre otras cosas, la fundamento en el hecho de que cada vez que he ido allí, adquiero, como por osmosis, tanto aprendizaje cual si estuviera en un verdadero templo de sabiduría.
Y como dicen que para muestra un botón, quiero expresar en estas líneas lo que aprendí en mi último periplo, por estas escarpadas montanas de Quisqueya.
Aprendí, que una meta por grande, enorme o imposible que parezca la única forma de hacerlo es dar el paso que corresponde en el momento y que luego de darlo solo el siguiente ha de sucederlo, y tras ese, una larga cadena de ellos que en ocasiones ha de parecer eterna.
Aprendí, que no hay virtud mas sublime que la paciencia y la perseverancia cuando se pretende alcanzar la quimera entrevista. Y que no importa quien llegue primero a la meta, cuando lo único importante es alcanzarla en cualquier momento.
Aprendí, que solo se logra el objetivo, si se la ha visto en los sueños, si ya se ha estado allí en la mente y en la imaginación, si se coloca la fe en una dimensión superior a la razón.
lunes, 23 de febrero de 2009
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Hola, Amadeo!
ResponderEliminarMuchas bendiciones para ti, Carola y el nino!
No tenia idea de que escribieras en tu propio blog! Me he sorprendido mucho y alegrado de ver tus publicaciones, son muy buenas y tienen reflexiones muy interesantes... Desde Valencia enviamos un abrazo para todos, y decirte que todavia no se nos ha olvidado el viaje que tenemos pendiente a Jarabacoa, eh? No vemos el dia de volver a nuestra amada patria!
Un abrazo,
Rosina