Alguien preguntará: ¿por qué es que todos (o la mayoría) de los ateos que conozco son brillantes?
He aquí la respuesta simple y sencilla que he encontrado para esa cuestión: no es que para ser brillante haya que ser ateo evolucionista, sino que para ser ateo evolucionista hay que ser brillante (salvo uno que otro «unta'o»). No hay otra forma de concebir todo lo que tuvo que haber ocurrido por «azar», para que hoy nosotros estuviésemos aquí, y tanto el universo como nuestra casa cósmica exhiban el orden perfecto que tiene que existir como prerrequisito de nuestra propia existencia.
Un argumento usado por los ateos para esgrimir la pretendida demostración de la no existencia de Dios es decir que la ciencia está de su lado, y que el concepto que hoy tenemos de Dios es lo que ellos llaman «The God of the gaps» (El Dios de los huecos) dando a entender que los resquicios que faltan ser llenados por el conocimiento ciéntífico son los que aún dan lugar a la fe.
La verdad es que por definición (y al encontrarse restringuida a las posibilidades humanas) la ciencia no tiene herramientas para poder concluir sobre la cuestión divina, de hecho, como veremos, muchos de sus descubrimientos lejos de alejarnos nos acercan a la noción de un Creador.
¿Qué ocurre con las personas dedicadas a este oficio (Los así llamados científicos)? Según una encuesta hecha en Estados Unidos por Larson, en 1996, aproximadamente el cuarenta por ciento de los científicos es creyente.
La cifra podría parecer llamativamente baja, cuando se contrapone con la proporción de creyentes que hay entre el público en general. Sin embargo, cuando se le compara con una encuesta similar que se hizo hacia el 1914 (La de Leuba) [1] podemos apreciar que no necesariamente se trata de una nueva tendencia, ya que los números reflejan prácticamente el mismo nivel de incredulidad entre los científicos de aquella y esta época.
Sin embargo, ¿Qué puede explicar que la proporción de creyentes entre la comunidad científica sea consistentemente más baja que en el resto de la población? A mi juicio, es un asunto de preconcepción más que el hecho de que ese oficio lleve a alguien a concluir en contra de la existencia Divina.
De hecho –como veremos en esta serie de artículos–, no ha sido uno quien, a la luz de los nuevos hallazgos de la ciencia, termina aceptando que lejos de la presunción original de ateísmo, tiene que haber un Dios que lo haya creado todo.
Tal es el caso del ateo más influyente del siglo XX, Anthony Flew, que ya en el 2004 había declarado su acercamiento al teísmo, y más adelante escribió su libro «There is a God: How the World's Most Notorious Atheist Changed His Mind» (Hay un Dios: cómo el ateo más notorio del mundo cambió su mentalidad).
Antony Flew básicamente declaró: «Creo ahora que el universo fue traído a la existencia por una inteligencia infinita. Creo que las intrincadas leyes del universo manifiestan lo que los científicos llaman «La Mente de Dios». Creo que la vida y la reproducción tienen su origen en una fuente divina. ¿Por qué creo ahora esto, después de haber expuesto y defendido el ateísmo durante más de medio siglo? La breve respuesta es la siguiente: tal es la imagen del mundo que, en mi opinión, ha emergido de la ciencia moderna.» [2]. y también: «en resumen, mi descubrimiento de lo divino, ha sido una peregrinación de la razón, más que de la fe». [3]
Continuará....
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[1] Comparación de los resultados de las encuestas de Leuba (1914 y 1933) y Larson (1996-98). [ http://www.quantum-rd.com/2010/09/hawking-dios-no-ha-creado-el-universo.html ].
[2] FLEW, A, Dios Existe, p 87
[3] http://www.tendencias21.net/La-ciencia-provoco-la-conversion-del-ateo-mas-famoso-del-mundo_a16638.htm.
LA CIENCIA: ¿HA VENCIDO A LA BIBLIA?
ResponderEliminarhttp://www.jw.org/es/publicaciones/revistas/wp20150601/los-logros-de-la-ciencia/
La ciencia siempre ha sido el argumento mas poderoso de Dios para con los hombres. Pero al ser asuntos celestiales la mente humana ha quedado corta de entendimiento. Es pues la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Esta mas que probado el lazo irrompible entre ciencia y religión comenzando por todo lo que históricamente ha sido probado.
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