Aun así, quiero confesarle a mis lectores que la razón por la que he durado casi un mes entre mi ultima publicación y la presente no tiene tanto que ver con que en ese tiempo no haya tenido nada que contar, sino, que un sentido de autocensura, no me haya permitido contar. He leído los periódicos, he hecho consultas en internet, he escuchado programas radiales y luego de más de una fecunda gira con fines comerciales a lo largo y ancho del territorio dominicano, en especial la zona del Cibao, he escuchado a gente conversar de un sinnúmero de temas sobre los que quisiera escribir y publicar y de los cuales he sentido que he debido cohibirme si no quiero ser víctima de un sistema aplastante y demoledor.
Confieso que he huido cual gallina que se espanta evasiva de encarar, vía escritos, tantos temas que debemos enfrentar, pero que plantearlos de manera individual pone en riesgo nuestra seguridad, y hasta la fuente de ingresos a través de la cual buscamos el sustento de nuestras familias.
Siendo así, la cruda realidad de la vida, en donde no hemos evolucionado gran cosa, desde las más primitivas formas de organizaciones sociales, sólo que un poco más sutil respetando las formas que nos exigen los tiempos, supongo que tendré que permanecer en la estratósfera articulista. Comentando por arribita ciertos temas moralistas, algo de poesía, un poco de filosofía y como diría Mario Benedetti, escribiendo sobre otras cosas que los poderes fáticos no prohiban.
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