lunes, 26 de agosto de 2024

Que no se los lleve el viento

 
Registrando nuestras vivencias

 En una de aquellas conversaciones eternas con mi hijo, José David -quien en los últimos años se ha dado a la tarea de criarme a mí-, mi más reciente tutor me recomendaba que debería escribir sobre aquellas vivencias que a lo largo de los años he ido acumulando. Tampoco es que sean tantos, aunque mi mentor de cabecera no parece estar muy de acuerdo con mi apreciación cronológica…

En cualquier caso, en la eventualidad de que por cualquier razón misteriosa uno perciba que el reloj de arena de la vida ya ha sido girado, a algunos de nosotros nos asalta la idea de que ha llegado el momento de asegurar que, tras nuestro paso por esta tierra, algún legado haya sido construido, y que sea capaz de sobrevivirnos largamente cuando ya no estemos más en este vecindario.


La Trascendencia de los Aportes Cotidianos

De modo que, con tamaña ambición, la idea de escribir nuestras vivencias y recuerdos, ya sean personales o eventos públicos narrados desde nuestra perspectiva, podría parecer a primera vista algo demasiado simplista.

Sin embargo, la realidad es que la profundidad de ese pensamiento es bastante más poderosa de lo que puede ser percibido a primera vista; pues ese deseo de dejar algún legado importante puede guiarnos, erróneamente, a suponer que esa misión no está lograda a cabalidad si no se ha hecho algún logro individual que pueda ser exhibido de manera pomposa.

Infestados, quizás, por algún ego tantito hollywoodense que nos obsesiona con dejar un gran legado, es muy fácil perder de vista que todos los grandes logros de la humanidad no han sido más que acumulaciones de conocimientos y de experiencias de muchas vidas y en muchas generaciones que de alguna forma han quedado registrados para ser de provecho a quienes llegaron detrás.

En el baseball se cuenta que jugador extraordinario es aquel que hace las jugadas ordinarias extraordinariamente. No hay necesidad de una gran cantidad de jugadas grandilocuentes para pasar a ser extraordinario: basta con hacer lo ordinario…..

En otras palabras, lo relevante aquí es que nuestros hijos, y los hijos de nuestros hijos—ya sean biológicos o no, considerando a toda la especie humana—se beneficien de nuestros aportes. No importa cuán grandilocuentes hayan sido, ni si se recuerda quién aportó ese grano de arena.

Facundo Cabral nos recuerda: “Hasta que el pueblo la canta las coplas coplas no son, y cuando las canta el pueblo ya nadie sabe el autor, procura tu que tus coplas vayan al pueblo a parar, pues lo que se pierde en gloria se gana en eternidad.”

En ese sentido, nuestra profundización en nuestra comprensión del mundo tanto social como natural no ha sido más que la concatenación de eventos que funcionan como eslabones en donde a falta de cualquiera de ellos, la cadena de eventos que resulto en todo lo que la humanidad ha logrado simplemente no existiría.

Así, una tarea aparentemente modesta de un maestro de primaria puede tener un impacto profundamente trascendental al inspirar a un niño o niña que, con el tiempo, podría llegar a convertirse en un Einstein, Marie Curie, Galileo, Newton, Rosalind Franklin, o cualquier nombre por el estilo, aun cuando termine siendo uno no tan rimbombante. No existe ningún aporte intrascendente cuando se considera desde esta perspectiva.

De esta forma, al plasmar aquellas vivencias siempre visto desde una perspectiva única –es decir, de una forma que nadie más lo podría haber hecho-, estaremos poniendo nuestro grano de arena al mismísimo desarrollo integral de toda la humanidad.


Preservando los Recuerdos de una Generación Única

Reflexionando sobre este pensamiento, me pregunté por qué no extender esta idea a las personas maravillosas de mi generación que he conocido a lo largo de mi vida.

Invitarles a participar en la ardua labor de escribir aquellos recuerdos que ni la más avanzada inteligencia artificial podrá capturar por nosotros, antes de que desaparezcan. Estos son los últimos recuerdos previos a la era de los videos masivos, y deben ser preservados antes de que, junto con nosotros, se pierdan esos aprendizajes y experiencias que nos han definido de manera tan particular, incluyendo aquellos que están asociados a nuestra felicidad y, con suerte, a la de las generaciones futuras.

Nosotros somos la última generación antes de que las experiencias comenzaran a ser registradas más a través de videos de celulares inteligentes que por medio de la escritura. Con ello, se ha perdido ese hábito casi reverencial con el que, hasta ese momento, procurábamos documentar nuestras vivencias, al menos las más importantes.

Es decir, por encima del hecho tantito escalofriante de que los registros modernos están en algún lugar misterioso llamado “la nube” a través de las redes sociales (o sea, guardado en el disco duro de la computadora de alguien más), los recuerdos de nuestra infancia y juventud ni siquiera están ahí. Esto nos lleva a una situación sin precedentes en la que esas memorias podrían extinguirse sin posibilidad de preservarse.

Verán, previo al advenimiento de los smartphones combinados con lo fácil que es postear por alguna red social, una vez asentada alguna suerte de sabiduría las personas solían en mayor o menor escala sentarse a escribir las experiencias que habían acumulado en la vida.

Algunas personas no esperaban tanto, y entonces tenían el habito de escribir en algún diario todo lo que le iba ocurriendo sobre una base diaria. Y entonces llego Instagram y otras redes sociales que constituyen un diario en sí mismo.

Y claro. Mal haría yo al oponerme a una tecnología que por demás vino para quedarse, Sin embargo, es importante destacar que en esta tecnología no se encuentra registrada ni la juventud, y mucho menos la infancia de nuestra generación, algo de lo cual temo que no somos del todo conscientes.

Y si, es cierto que la gran mayoría de los eventos de gran importancia política o social reposan en nuestras hemerotecas. Pero aquellos no tan rimbombantes y que nos resultaron tan nuestros, y que llegaron a construir lo que luego llegamos a ser no quedaron registrados en ningún lugar, y amenazan, con alguna suerte, a solo dar “verde a los pinos, y amarillo a las genistas.” (De la canción de Serrat), Mediterraneo.

Es cierto que la mayoría de los eventos de gran importancia política o social reposan en nuestras hemerotecas. Sin embargo, aquellos momentos menos rimbombantes pero profundamente nuestros, que contribuyeron a formar quienes somos, no quedaron registrados en ningún lugar. Estos recuerdos, lamentablemente, corren el riesgo de desaparecer, o solo a dar “verde a los pinos, y amarillo a las genistas”, como dice Serrat en su canción, Mediterráneo.

De modo que la suerte está echada. La propuesta lanzada. A ver si encontramos dentro de nuestras propias experiencias una Patria, y, quien sabe, hasta un mundo mejor.

Dedicado a aquellas personas maravillosas que he ido conociendo a lo largo de la vida.

lunes, 14 de noviembre de 2022

La inviabilidad individual y colectiva de la “fórmula secreta” de Mantequilla.

 

Mantequilla


Desde mi perspectiva, la falta de un plan de escape para cuando cayera el sistema ponzi que estaba construyendo Wilkin García (Mantequilla) es evidencia suficiente de que este sujeto, con toda sinceridad, no tenía ni idea de la catástrofe económica que él estaba causando a su pequeño y empobrecido pueblo. Ni siquiera sabía que estaba construyendo un sistema basado en el esquema ponzi. No estaba ni familiarizado con el término que aún hoy le da dificultad pronunciar correctamente. Todo eso lo descubriría después.



Para mí, la ilusión de que él había dado con una “fórmula mágica” con la que se enriquecería era genuina, y que con ella iba a poder pagar sin problemas a sus así llamados “inversionistas”.

 

Estoy convencido de que hay un problema con la siquis de Mantequilla que le lleva a creer con convicción ciega en su error, así que pienso que el perfil del individuo, que incluso podría rayar en lo peligroso, puede y debe ser escudriñado desde la psiquiatría -que es un área de expertise que me es ajena- más que desde ninguna otra área del saber.


Aun en el error, la obstinada persistencia de este sujeto, así como la autoestima que proyecta que lo hace verse a sí mismo de una forma en que ninguna persona con al menos de dos dedos de frente lo haría, hacen de este individuo un caso de estudio que no se debe soslayar.

 

El error conceptual del π

 

El primer problema en la cosmovisión del señor Mantequilla empieza desde el mismísimo nombre de la “compañía”, a saber 3.14 Inversiones World Wide –en directa alusión al π (número Pi)-, y su errónea concepción de que π representa al número infinito.

 

El π, fuera de representar una relación muy especial de la geometría, no es otra cosa que uno más del conjunto infinito de los números irracionales, característica que parece que comparte con el protagonista de este artículo.

 

Por lo que hoy se sabe, todo parece indicar que la famosa fórmula del así llamado “fenómeno de Sabana Grande de Boyá” consistía en anticipar los números que iban a salir en las loterías o bancas de apuestas con un grado de precisión tal que, aunque hubieran algunos desaciertos, el número de aciertos pagaría con creces las pifias esporádicas.

 

Es la sospecha del autor de este artículo que de alguna manera la “fórmula mágica” está vinculada con la secuencia de números que está después del punto del número π, sacando algún provecho místico a la forma pseudo aleatoria con que se organiza la cantidad infinita de cifras que hay a partir de la décima de ese famoso número.

 

Sin embargo, no existe nada místico ni mágico en este número salvo el que le sea asignado por la mente ignorante.

 

Ley de los números grandes

 

Ahora, al margen de la veracidad de la hipótesis del autor que relaciona la “fórmula mágica” con el que para Mantequilla es el “misterioso número π”, lo cierto es que a pesar de los intentos que se han hecho a lo largo de la historia para vencer al sistema de loterías, siempre resulta infructuoso por un concepto que en estadísticas se conoce como la Ley de los números grandes. Luego, sea que el Pi sea un elemento de la fórmula que pretende vencer a la aleatoriedad de las loterías, o sea que no lo sea, el intento infantil de formular una metodología que lo haga no es otra cosa que una necedad expoliada por la mismísima ignorancia.

 

De acuerdo a esta ley estadística, cuando las muestras son muy pequeñas cualquier cosa puede pasar, es decir, cabe la posibilidad de que al tirar tres veces una moneda todas las veces salga cara. Sin embargo, a medida que la muestra se incremente, la tendencia inexorablemente será que el número de caras que aparezca de las tiradas de una moneda sea un valor cada vez más cercano al porcentaje esperado, en ese caso, al cincuenta por ciento.

 

Muy conscientes de esta Ley, las loterías sacan provecho de ella, y apoyados en la misma han sido cuidadosamente diseñadas de modo tal que la cantidad de dinero que el jugador se saque sea menor (aunque sea ligeramente) al monto que correspondería si se sumara el costo de cada ticket multiplicado por la cantidad de números disponibles. Ese hecho hace que, a la larga, la casa siempre gane, como se dice popularmente, y no existe ni existirá nunca fórmula alguna que viole ese principio. Convencerse de lo contrario no conduce a otra cosa que al colapso del que Mantequilla ha sido víctima, a quien su obstinación parece hundirlo aun más.

 

La inviabilidad contra las bancas de apuestas

 

Fuera de la falacia de la “fórmula mágica”, la alternativa para ganarle de forma sostenida a una lotería más dinero que el que se pierda seria que la rifa no sea genuina, y que de alguna manera haya una componenda entre el jugador, y la persona responsable de generar los números. Pero esa, a todas luces sería una actividad ilícita, condenable por cualquier sistema legal del mundo.

 

Ahora bien, aun en el hipotético y ficticio escenario en el que sea posible vencer de forma consistente a las loterías, quedaría el problema de que tal actividad de enriquecimiento financiero no sería sostenible, porque lo que terminaría ocurriendo es que las loterías terminarían quebrando y hasta ese momento llegaría ese negocio.


Verán, como las bancas de apuestas no producen nada, en absoluto, para que ellas puedan obtener beneficios y ser rentables, es necesario que el conjunto de sus clientes pierda dinero. Es lo que se conoce como negociación de suma cero, en donde una de las partes gana exactamente lo que la otra parte pierda.

 

Y es que, desde la perspectiva de este autor, las bancas de apuestas deberían ser gravemente penalizadas, porque a detrimento de la perdida financiera de sus clientes es que produce algún tipo de beneficio solo al dueño de la banca, únicamente a cambio de proveer una esperanza que por pura matemática elemental nunca llega a materializarse para la enorme mayoría de los jugadores ilusos, incluso a aquellos que se han convencido de haber encontrado la forma “mágica” de vencer ese sistema.

 

Pero digamos que la fórmula resulta tan fantástica que al menos logra empatar con la lotería (Cosa que es casi tan improbable como ganarle). En ese escenario, ¿cómo rayos se financia una operación en la que 3.14 Inversiones World Wide se ha comprometido con sus “inversores” en devolver las inversiones hecha a este “emprendimiento” con cien por ciento de beneficio en un mes o menos?

 

El esquema ponzi ineludible

 

La respuesta ha sido ampliamente discutida por expertos y medios de comunicación: esquema ponzi, al que de manera eufemística el propio Mantequilla llamó “semi pirámide” para describir en lo que al final del día terminó siendo su propio procedimiento para pagar.

 

La prueba más convincente de que todo esto es un fiasco es el hecho de que tan pronto dejaron de llegar las “inversiones” sobrevino el caos financiero, con lo que queda claro que nunca hubo producción real del dinero que se “invirtió” al principio, al menos con la rentabilidad fabulosa que él había estado ofreciendo.

 

Es decir, como no es posible ganarle a la banca (y nunca lo será), no quedó de otra que de hecho llevar de manera prácticamente inalterada esta forma de estafa que ya tiene más de cien años de existencia, y llevarla a cabo, además, en su forma más rudimentaria.

 

El razonamiento anterior puede incluso aplicarse al caso en el que se logren modestas ganancias contra las bancas de apuestas, cosa que, nuevamente, es imposible en la práctica, mucho menos para pagar los beneficios fabulosos que ofrece el señor Mantequilla.

 

¿Cómo se crea la riqueza?

 

Pero la pregunta más relevante aquí es ¿cómo es posible que a estas alturas del siglo XXI existan comunidades enteras en esta parte de la isla en donde la única posibilidad de progreso esté, para ellos, en las manos de un mago que cual Houdini{ con sus elefantes, logra desaparecer de la vista de los espectadores lo evidente?

 

Yo creo que, como se ha cacareado tantas veces, el problema está en nuestra educación deficiente. Y dentro de esa deficiencia, en el hecho de no comprender de una vez y por todas lo que es, y cómo funciona el dinero.

 

El dinero no es riqueza, solo la representa. Entender esa diferencia de una vez y por todas es vital. Para que exista creación real de riqueza necesariamente tiene que haber una de dos: o bien transformación de materia prima en productos que agreguen valor a la vida diaria de las personas o de las industrias, o bien debe crearse algún servicio que sirva al mismo propósito de esos productos. Esa es, en el sentido material, la definición de riqueza.

 

Nunca ha habido ni habrá otra forma de creación de riqueza. Como dijimos, el dinero con el que se transacciona esa riqueza únicamente la representa, y pretender generarlo sin el sustento de producción real tarde o temprano termina necesariamente mal.

 

Incluso la más deleznable de las actividades productivas (digamos que la producción y distribución de narcóticos) requiere de un enorme esfuerzo de producción y de distribución. Es una actividad nociva, no hay dudas, pero es capaz de producir un bien que al ser valorado por mucha gente le otorga a la mercancía final un valor que, aunque subjetivo, no es muy distinto al de los bienes considerados lícitos.

 

Cualquier cosa distinta a esa no es producción real, es pretender montarse y abusar del sistema dinerario que ciertamente muchas personas han logrado burlar, pero no con el andamiaje tan mal montado, como el así llamado 3.14 Inversiones World Wide.

 

Un síntoma social grave

 

Pero, nuevamente, la interrogante que la sociedad debe proponer y resolver es ¿cómo es que todavía a más de dos meses de haberse puesto en evidencia la fragilidad de aquel castillo de naipes sigue siendo este personaje tan relevante?, ¿Cómo es posible su aparición en medios de comunicación de alcance nacional, algunos de los cuales extrañamente le son muy complaciente?, ¿Cómo es posible que este personaje se pasé por Santo Domingo como si tal cosas, y que no en pocas ocasiones sea ovacionado como un auténtico rock start?

 

¿Qué hay en nuestros cerebros caribeños que este personaje de huecas palabrerías tiene ese poder de persuasión tan fuerte?, ¿qué le ha permitido navegar esas aguas turbulentas después de casi tres meses de su evidente y anticipado colapso? Ciertamente hemos debido haber hecho muchas cosas mal hechas para que al día de hoy este sea el resultado.

 

De ahí que más allá del análisis psiquiátrico al individuo que se sugirió al inicio de artículo, pienso que no debemos dejar pasar esta interesante oportunidad de estudio sociológico si aspiramos a seguir existiendo como nación, como unidad cultural, en fin, como país.

 

Entre otras muchas hipótesis que se pudieran formular y que de seguro pueden perfectamente convivir, yo me permito sugerir una a los especialistas que espero sea tomada en consideración. Quizás el éxito (si se le puede llamar así) del afamado Mantequilla derive del hecho de su parecido a gran parte de la población dominicana que lamentablemente no acaba de entender que no existe ni existirá ninguna fórmula secreta para el dinero fácil. Que en el trabajo, en el estudio y en la innovación está el futuro de nuestra y de cualquier otra sociedad.

 

Pero la verdad es que ¿qué se puede esperar de un país donde la cantidad de bancas de apuestas casi duplica a la cantidad de farmacias, recintos educativos e iglesias juntos, e incluso casi duplica a una de las instituciones más arraigada en la cultura popular dominicana: los colmados?


Es que no se puede esperar otra cosa cuando toda perspectiva de progreso está asociada a un golpe de suerte, sea este ganar un número en la lotería, ser designado por algún partido político por el que se haga campaña, o entregar las esperanzas a un mesías de esos que “duplican” en un mes o menos tu inversión.  

 

Creo que no se debe dejar pasar esta oportunidad para evaluar y hacernos conscientes de cuánto nos puede llegar a costar la ignorancia de nuestro pueblo, no solo en términos de la enorme cantidad de dinero que le ha sido defraudada a una pequeña comunidad tan empobrecida como Sabana Grande de Boyá, pero especialmente en convertir en referente a un individuo que crea unas fantasías numéricas de las que él mismo es víctima. Hay que hacer algo al respecto, pero ya. No necesitamos esperar un censo nacional para eso. La realidad es tan palpable, evidente y dolorosa como para darle larga a este problema tan ancestral y medular de la realidad dominicana.    

 

Una esperanza final

 

El crecimiento material y humano de nuestro pueblo es posible, claro que sí. Milenios de historia de la humanidad así lo han demostrado. Pero ese crecimiento nunca vino de la mano de hechiceros y adivinadores que nunca han conducido a nada, vino de la mano del trabajo, del esfuerzo, del estudio, de la innovación que se tradujo en desarrollo de la ciencia, de la técnica y la tecnología que eficientiza la producción de los bienes y servicios reales.

Ciertamente aún hay oportunidad de que nuestra sociedad salga adelante, no debemos perder la esperanza. Pero una cosa sí es segura, no será de la mano de ningún Liborio del Siglo XXI.

lunes, 5 de julio de 2021

Semblanza del Doctor José Francisco Alcántara Rodríguez (Sexta Parte).

 

Otros aportes sociales de Fafán y reconocimiento del municipio de Imbert.

Su aporte a la sociedad no se limitó al ejercicio de su carrera per se, sino que también incursionó en el área de la comunicación médica y social, iniciándose como uno de los entrevistadores ocasionales en el programa de televisión Si usted fuera presidente que dirigía y producía el Dr. Julio Hazim.

Con este mismo productor de televisión, fue coproductor del programa Revista 110 en su versión médica dominical, que compartía con la presencia esporádica del Dr. Cesar Mella y el Dr. Carlos de los Ángeles.

Finalmente, inició su propio programa de televisión denominado 100 % junto a su también compañero de trabajo el Dr. Wilson Hazim, que fue transmitido durante varios años por la emisora televisiva Carivisión. A la muerte del Dr. Wilson Hazim, el Dr. William Jana fue su compañero de panel, con quien además cultivó una profunda amistad que preservó más allá de que el programa dejara de transmitirse.

Varias de las figuras más prominente de la vida política y médica nacional llegaron a participar, en algún momento, como entrevistados de ese programa.

En el orden político, siguió siempre, desde su juventud, las ideas que en su momento entendió como las más progresistas. Seguidor de Juan Bosch tan pronto llegó al país desde del exilio trujillista, y siguió siéndolo a lo largo de toda la vida del viejo caudillo.

Su admiración por ese líder le llevo, años más tarde, a afiliarse al Partido de la Liberación Dominicana, habiendo pasado por los círculos de estudio; renunciando, posteriormente, de ese partido en el año 2007 cuando entendió que el mismo había perdido el rumbo ideológico que le había dado existencia.

El 27 de junio del 2021 el municipio de su natal Imbert, por resolución de la sala capitular de su ayuntamiento No. 40-2021 fue entregado a Fafán Alcántara un reconocimiento que cuya resolución contenía el siguiente texto: “Por su trayectoria de servicio, aportes a la ciencia y la sociedad, ciudadano ejemplar y por todo lo que construyó a su paso por la vida, desde su papel como médico, hijo, padre, esposo, amigo, gran caballero, y por sus grandes dotes de solidaridad, humildad y sencillez”.

Ellos dicen que el reconocimiento fue póstumo, yo no estoy tan seguro. Un reconocimiento póstumo ocurre cuando alguien ha dejado de existir, y no me parece que sea el caso. En el sentido físico de la palabra sí partió, pero en el sentido más amplio de la palabra no lo hizo. Lo esencial de él: su bondad, su generosidad, sus momentos de alegría y recuerdos se quedó con nosotros. Se quedó con todos los que lo que lo conocieron y hasta muchos de los que no.

Es por esto que quien escribe estas líneas no ha puesto en ellas, deliberadamente, su fecha de fallecimiento. Esa será una tarea que le tocará completar a quien mencione su nombre por última vez ya que es entonces, y solo entonces, cuando Fafán haya dejado de estar entre nosotros.

Su legado social, profesional, pero sobre todo de hombre noble perdurará con nosotros en todos los pasos de nuestras vidas toda vez que amparado en su ejemplo obremos conforme a lo que siempre fue su accionar.

In memoriam.


viernes, 2 de julio de 2021

Semblanza del Doctor José Francisco Alcántara Rodríguez (Quinta Parte).

Fafán y la Fundación Europea de Enseñanza de Anestesiología FEEA en el país

Sus aportes gremiales no se limitan a su vínculo formal con la Sociedad Dominicana de Anestesiología; así que gracias a la relación y aprecio con quien en el Clínico de Barcelona había sido su profesora, Carmen Gomar Santos, y de la confianza que ella depositara en el Dr. José Francisco Alcántara, la Fundación Europea de Enseñanza en Anestesiología FEEA (posteriormente renombrado como Centro Europeo de enseñanza en anestesiología) tuvo la confianza de iniciar en el país, y para todo el Caribe, los cursos de recertificación de la especialidad de anestesiología, destinados a asignar una cantidad determinada de puntos para ese propósito a los profesionales de esa especialidad médica. Aún hasta el día de hoy, es el único curso de ese tipo que existe en el país para especialidad médica alguna.

Además de la Dra. Gomar Santos, es necesario destacar la participación crucial de la Dra. María Luisa Marenco y el Dr. Juan González Machado en la activación del inicio en el país de los cursos FEEA, ambos, también, grandes amigos del Dr. Alcántara.

Por los vínculos del Dr. Alcántara con la Universidad Central del Este, fue la UCE –y no ninguna otra universidad- la que fungió como aval nacional a los cursos de anestesia que la Fundación Europea de Enseñanza en Anestesiología empezó a impartir en el país desde el 2004.

Es por esto que al menos los primeros cursos de FEEA en el país se celebraron en San Pedro de Macorís en el hotel Howard Johnson, ciudad donde está la sede de la universidad antes mencionada.

Desde entonces, el Dr. Alcántara siguió siendo por muchos años, y hasta donde la salud le permitió, parte del comité que coordina estos cursos en la República Dominicana, llegándolo a dirigir en algún momento.

Por sus aportes a la anestesiología dominicana en cooperación con sus colegas dominicanos y de Iberoamérica, del 5 al 8 de mayo del 2016 fue celebrado en Punta Cana el XIV congreso dominicano de anestesiología Jornada Dominico-Colombiana de medicina preparatoria Dr. José Francisco Alcántara, en su honor.

Tras su deceso, su esposa, hijos y deudos fueron gratamente sorprendido con los mensajes de los doctores anestesiólogos Elba Sánchez Baret, República Dominicana; Carlos Guzmán, República Dominicana; María Luisa Marenco de la Fuente, España; Humberto Sainz, Cuba; Javier Bravo, Nicaragua; Arnold Polisena, Argentina; María Eugenia, Honduras, y de toda la directiva de la confederación latinoamericana de anestesia CLASA.  Las condolencias fueron múltiples dentro del gremio de países hispano parlantes.

Continuará....

jueves, 1 de julio de 2021

Semblanza del Doctor José Francisco Alcántara Rodríguez. (Cuarta Parte)

 

Fafán en la Sociedad Dominicana de Anestesiologia, y en la latinoamericana.


Junto con los doctores Fanduiz, Elba Sánchez Baret, Carlos Guzmán, entre otros anestesiólogos, El Dr. José Francisco Alcántara fue pilar durante más de una década de la Sociedad Dominicana de Anestesiología, institución gremial en la que ocupó todas las distintas posiciones administrativas.

Las funciones en la Sociedad Dominicana de Anestesiología tienen una relación directa con las responsabilidades en la organización de los congresos de esa especialidad en el país, lo que también llevó al Dr. Alcántara a formar parte de los comités que se formaron con ese propósito, llegando a presidir el que se formó para la organización del tercer congreso dominicano de anestesiología en el año 1993, en el Hotel Embajador, en Santo Domingo.

El congreso de anestesiología del 1993 representó un punto de inflexión para la presencia de la Sociedad Dominicana de Anestesiología y su vínculo y relación con la Sociedad Latinoamericana de Anestesiología, ya que estimulados por la plana mayor de esa organización gremial del subcontinente se siembra en el mismo la idea de que en la República Dominicana se hiciera el primer congreso latinoamericano de esa especialidad fuera de las cinco principales sociedades de anestesia en la región: Argentina, Brasil, México, Chile y Perú.

Bajo la presidencia del congreso del Dr. Fanduiz, y de la Sociedad Dominicana de anestesiología del Dr. Carlos Guzmán, la semilla germinada en ese congreso del 1993 finalmente vio la luz en el 1999 con el XXV Congreso Latinoamericano de Anestesiología el cual, además de ser el primero fuera de los cinco países antes citados, marcó el punto de inicio para que los demás países pequeños de Latinoamérica también fueran teniendo, secuencialmente, sus propios congresos de la región.

Por su puesto, el Dr. Alcántara también tuvo una participación activa en el comité organizador de este hito de la Sociedad Dominicana de Anestesia.

El hecho permitió que los líderes gremiales de la sociedad de anestesia, en general, y el Dr. Alcántara, en particular, establecieran lazos profesionales y de amistad con sociedades de anestesia de distintos países de américa latina, en especial las de Cuba, Colombia, Ecuador y Honduras. Estas últimas tres mandaron su condolencia formal a la familia del fallecido. La sociedad de anestesia de Ecuador, en particular, llegó a declarar tres días de duelo al gremio de esa nación.

Continuará....


miércoles, 30 de junio de 2021

Semblanza del Doctor José Francisco Alcántara Rodríguez. (Tercera parte)

El Anestesiólogo

A su regreso a la isla, Fafán sirvió como médico en algunas clínicas como el Moscoso Puello, Centro de Otorrinolaringología, Instituto Dermatológico Dominicano, y el Centro Médico Nacional que, posteriormente, se convertiría en el Centro Médico Universidad Central del Este, en donde a partir de ese momento ejerció durante toda su vida profesional.

Al llegar a este último centro médico, compartió ocupación con el Dr. Humberto Hernández, Nadim Aude y José Miller, quien para esos años se convirtió en su mentor y guía en sus primeros pasos en esa institución.

Allí, el Dr. Alcántara tuvo innumerable cantidad de pacientes de todos los estratos sociales. Entre algunos de sus pacientes más renombrados están el profesor Juan Bosch Gaviño, y su sobrina Milagros Ortiz Bosch. En ese sentido, fue parte de del equipo médico dominicano del papa Juan Pablo II en su visita del 1992. Por fortuna, no hubo que hacer uso de ese último nombramiento.

Además de sus funciones como médico, en el Centro Médico UCE junto al doctor Juan Bautista Maggiolo y el Dr. Lantigua, llegó a fundar y a coordinar por muchos años la residencia de anestesia de ese lugar. Del mismo modo, también ocupó la dirección del departamento de anestesiología.

Más allá de haber sido fundador e instructor en la residencia de anestesiología de la UCE, El Dr. Alcántara también fue profesor de anestesia en la propia Universidad Central del Este en su sede en San Pedro de Macorís.

En la graduación del 12 de junio del 2014, el Centro Médico UCE preparó un acto en el que reconoció al Dr. José Francisco Alcántara Rodríguez, por sus valiosos aportes a esa institución.

Pero entre todas las formas en que era posible honrar a mi padre, el Centro Medico UCE concedió en vida el más alto honor que era posible recibir de esta institución médica, y se trata del cuidado médico más esmerado y profesional que era posible recibir de institución alguna de la mano cada parqueador, cada enfermera, de cada personal de limpieza, de cada camillero, de cada personal de hotelería, de cada médico residente de todas las especialidades de esa clínica-escuela, de cada especialista entre los que es imposible no mencionar a la Dra. Wendy, médica de cabecera y nefróloga; y de manera muy particular a el Dr. Wazar, director médico de esa institución, pero sobre todo quien le llego a dispensar un trato fraternal no únicamente por los méritos acumulados en esa institución, pero de manera muy especial por una relación de hermandad que se fue solidificando con los años.

Continuará...

martes, 29 de junio de 2021

Semblanza del Doctor José Francisco Alcántara Rodríguez. (Segunda parte)

 

Construyendo el porvenir

Gracias a la ayuda de su amigo y entonces ministro de salud pública, el Dr. Ney Arias Lora, logra conseguir la plaza de director del hospital de la comunidad costera del Atlántico, Gaspar Hernández, que le funge de requisito legal de la pasantía médica.

Posterior a eso, de la mano de su muy admirado Dr. Vinicio Calventi, vivió y trabajó en la Maternidad la Altagracia como anestesista técnico al punto de que ese lugar fue su centro de votación hasta, por lo menos, el año 1986.

El 31 de diciembre del 1975, en víspera de año nuevo, se casa con Claudina Aquino Díaz (Noelia), quien fuera su compañera hasta el último día de su vida, y con quien procreó tres hijos: José Amadeo, Pablo Miguel, y Karla María.

Según la semblanza del Dr. Rafael Nazario Lora (además su hermano entrañable de siempre), luego de haber terminado la medicina, ambos doctores se inclinaban por la psiquiatría, “pero la realidad amarga de esa especialidad difuminó nuestras vocaciones”, nos cuenta el eminente cirujano puertoplateño.

Para aquel entonces, Fafán tenía la idea de radicarse en Santiago una vez obtuviera el excequatur, pero persuadido por su hermano, amigo y compueblano Gonzalo González Canahuate, termina optando por establecerse, finalmente, en Santo Domingo.

Una vez graduado de médico, gracias a una beca gestionada con el gobierno dominicano, y nuevamente con la ayuda del Dr. Ney Arias Lora, se marchó a Barcelona para formarse formalmente como anestesiólogo, especialidad que ejercería durante todo el resto de su vida profesional con gran devoción, esmero y dedicación.

A su llegada a Madrid, el Dr. Alcántara visitó al doctor Rafael Nazario Lora (Felo), quien fue su primer pie de amigo en el país ibérico, y más adelante aterrizó en Barcelona en donde recibió gran apoyo de su hermano de otro vientre e imberteño el Dr. Alberto Simón Helena. Tanto en Barcelona como en Imbert “Alberto le dio todo lo que pudo dar, su casa estuvo de par en par y cuando quiso entrar tuvo un plato en su mesa”.

Desde aquella época se gestaba la idea de hacer algún día lo que entonces se veía lejano en el tiempo, y también improbable; lo que luego llegaría a ser la estación de gasolina que finalmente se construyó en el cruce de Imbert hacia el año 1991, que funcionaría como brazo operativo de la empresa Laguna Prieta S.A.

Luego de haber sido una pieza clave en los necesarios trámites burocráticos para la construcción de la estación de gasolina, el Dr. Alberto Simón tuvo a bien invitar a Fafán a formar parte de los accionistas de esa empresa. En un primer momento, Fafán se sustraía a esa idea, pues había considerado que su gestión burocrática se limitaba a la hermandad que lo unía con Alberto, pero siendo persuadido por su esposa, Noelia, el Dr. Alcántara termina finalmente aceptando la propuesta, y convirtiéndose en accionista minoritario de esa empresa.

Posteriormente, Laguna Prieta S.R.L. fue disuelto, y la bomba vendida a otros accionistas que la operan hoy en día.

Continuará....